Arte pastoril
En una sala específica y dentro de un amplio conjunto de vitrinas, perfectamente iluminadas, se muestra la obra artística que Miguel Sánchez Montes, apodado ”Perrinche”, realizó durante su oficio de pastor y, posteriormente, en el sector del alabastro.
También algunos objetos del sencillo y escaso ajuar del pastor, que utilizaba en su vida cotidiana, en la cabaña donde pernoctaba o para la cría y el cuidado de su ganado.
Completa la sala un panel explicativo de su obra, así como fotografías, cuadros y maquetas que hacen alusión al personaje y al entorno pastoril.
Miguel Sánchez, el artista
Desde niño se dedica al pastoreo y, aunque carece de estudios, manifiesta cualidades innatas para el dibujo y el arte.
Sus primeras obras son de gran sencillez. Talla y graba figuras y motivos en madera de boj, a punta de navaja, tal y como ve hacer a su padre y a los pastores roncaleses que vienen cada año a Las Bardenas.
En su época artística inicial (1942 a 1949) destacan “las cucharas pastoras”, de mediano tamaño y destinadas a comer las migas y el rancho del propio caldero. También pequeñas tablillas o cuadritos y objetos en cuerno, como colodras y aves.
El servicio militar en Melilla (1944-1946) le abre nuevos horizontes y le permite descubrir los motivos decorativos árabes que aparecen después en muchas de sus obras.
En su época de plenitud artística (1950-1965), como resultado de un proceso de evolución estético, utiliza en sus tallas el relieve, el vaciado, el calado y la filigrana, consiguiendo obras primorosas en madera y consolidando un estilo personal y propio.
Hace cucharas y tenedores, que ya no sólo son de uso cotidiano sino también objetos de especial categoría artística. Así mismo realiza obras singulares y de mayor envergadura, como crucifijos, cuadros, portarretratos e imágenes.
El tiempo no cuenta para la realización de estas obras. La tranquilidad y placidez del pastoreo en las épocas de bonanza y la soledad, propician esta labor.
Toda su producción artística la realiza para ser utilizada por su familia o como regalos de gratitud a personas que le favorecen o gozan de su amistad.
La temática de sus obras muestra sus afectos más preciados y queridos: retratos de su mujer y sus hijos, motivos tudelanos, históricos y religiosos, escudos y un variopinto universo de figuras femeninas, toreros, animales, personajes y escenas de ambiente popular y costumbrista con el que tanto se identifica.
Sus herramientas son escasas y sencillas. Con un astral prepara la pieza de madera. Dibujados los motivos a lápiz, la punta de la navaja realiza la talla. Ayudan, la barrena y la lezna. Una gubia curva de fabricación propia da forma a la cazoleta de las cucharas. La lija y el pulido manual con cristal ponen el punto final, tras muchos días y meses de trabajo.
Su creación artística se ve alterada al abandonar la vida de pastor y comenzar a trabajar en la industria del alabastro (1966-1977). El boj da paso al alabastro. Sus obras en esta nueva materia, aunque influidas por la técnica industrial, denotan su proverbial sensibilidad, consiguiendo creaciones de gran fantasía y originalidad.