Procesión del Ángel

Procesión del Ángel

Los escritos que hablan de la participación de los antiguos parroquianos de San Juan en las “Procesiones armadas” del domingo de Pascua de Resurrección, al menos desde 1582, propiciaron la recuperación de aquella tradición.

Si bien, en la actualidad, hubo que darle otra finalidad, ya que la ermita de San Juan de Calchetas, objeto y destino de aquellas procesiones, ya no existía.

Pero quedaba la constancia del desfile del día de Pascua que, por las calles de Tudela, realizaban, a su vuelta, aquellos antepasados.

Se decidió, por tanto, recuperar ese desfile del domingo de Pascua de Resurrección, para acudir a la ceremonia de “la Bajada del Ángel”, celebrada también desde antiguo y que se había conservado hasta hoy.

La antigua finalidad de marchar a San Juan de Calchetas se cambiaba por la de ir a dar escolta y guardia de honor a la imagen de la Virgen en la Procesión del Ángel.

Los alabarderos y su séquito de acompañamiento no restan el más mínimo protagonismo a la ceremonia de “la Bajada del Ángel”, en la cual no intervienen, sino que se ciñen, exclusivamente, a su papel de escolta en la procesión, aportando su vistosidad, sobriedad y distinción a la misma.

La participación de los alabarderos comienza con el desfile, desde la sede del Centro Cultural, a través de las principales calles de Tudela, hasta llegar a la Catedral.

Cuando la comitiva atraviesa la avenida de Zaragoza, al pasar frente al domicilio de la familia depositaria de la tradición del Ángel, donde desayuna el Ángel de cada año acompañado de los ángeles de años anteriores, se detiene brevemente. Los músicos del séquito (tambores, timbales y trompetas heráldicas) realizan un toque especial en su honor.

La Guardia de alabarderos, seguida de su séquito, escolta la imagen de la Virgen en la Procesión, desde su salida de la Catedral.

Durante la ida a la Plaza de los Fueros los alabarderos llevan sus alabardas a “la funerala”, en señal de luto y duelo por la muerte de Cristo, haciéndose partícipes del dolor de María.

Al llegar la procesión a la Plaza de los Fueros los alabarderos se sitúan frente a la fachada de la “Casa del reloj” y esperan a que el Ángel, una vez ha salido del templete y realizado su recorrido hasta el centro de la Plaza, quite el velo de luto a María. Momentos después cambian sus alabardas de la posición de “a la funerala”  a la de escolta.

Una vez  terminada la ceremonia, el Ángel se incorpora a la procesión y se regresa a la Catedral, donde, ya en su interior, los alabarderos rinden honores al Santísimo, para regresar, de nuevo en desfile por el centro de la ciudad, a su sede del Centro Cultural.

Participan todos los componentes de la Guardia de alabarderos, acompañados por los ministriles (tambores, timbaleros, trompetas heráldicas y portaestandarte) que marcan el ritmo del desfile.

También asisten, como séquito de acompañamiento, cinco chambelanes y cinco pajes, que portan lábaros, lanzas, estandartes y el relicario. Los maceros y el gran maestre completan la comitiva.

El primer desfile del domingo de Pascua de Resurrección y participación en la procesión del Ángel, de la Guardia de honor de alabarderos de San Juan Bautista de Tudela, tuvo lugar el 31 de marzo de 2002.